El pasado día 8 de enero, falleció Felipe Herrero Pericacho, el próximo día 24 de febrero iba a cumplir 79 años.
Felipe era hijo de Juan y de María. Nació en Bercial de Zapardiel, un 24 de febrero de 1939, en el seno de una familia de pequeños campesinos. Siendo un adolescente sus padres le enviaron a estudiar al seminario menor de Arenas, donde permaneció un tiempo estudiando.
Después de abandonar los estudios en el seminario, se incorporó a trabajar en las tierras de labor de la explotación agrícola que regentaba su padre. En los años 70 modernizó su explotación comprando un tractor con el que continuó labrando las tierras heredadas de su padre, que en ese momento ya regentaba él directamente. Fruto de las enseñanzas recibidas de su padre, y a la práctica de años del trabajo en el campo, le convirtieron en un labrador avezado en las practicas ancestrales del cultivo de la tierra.
De regreso a Bercial, y con la instrucción básica recibida en su período de seminarista, Felipe, durante años siguió instruyéndose de forma autodidacta, cultivando para ello su afición a la lectura. Con los años se convirtió en una persona culta, sensible y tolerante, con la que se podía hablar de cualquier tema cultural o de actualidad.
Tras el final de la dictadura, y con el advenimiento de la democracia, en el año 1979, llevado por sus inquietudes sociales y de cambio para mejorar su pueblo, se presentó en una candidatura independiente a las primeras elecciones municipales. Consiguió salir designado concejal en la primera corporación elegida democráticamente, después de 40 años de dictadura. Estuvo siete años de concejal, en dos periodos distintos, en los que colaboró con su trabajo como cargo público, a la mejora de las infraestructuras locales y de la calidad de vida de los habitantes de Bercial.
A finales de la década de los noventa tuvo que reconvertirse en trabajador por cuenta ajena, para compatibilizar los exiguos ingresos de su explotación agrícola, con los jornales ganados en las campañas de la remolacha. En aquellos años se inició la lucha de los jornaleros para conseguir un Plan de Empleo estable y mejorar el precio de los jornales. Él, participó de forma muy activa y presencial en todas las manifestaciones y huelgas organizadas por el sindicato CCOO, llevadas a cabo en la provincia de Ávila para conseguir El Plan de Empleo y las mejoras laborales en los trabajos del campo.
Tenía una memoria excepcional, era un gran observador, que junto a su capacidad innata para relatar con detalle cronológico los acontecimientos populares y sociales de nuestra historia local, sucedidos en las últimas décadas, me llevó a plantearle la propuesta de colaboración en nuestra Revista Informativa Local. Desde ese momento fue desgranando, a través de sus escritos y relatos, las historias y costumbres ancestrales de Bercial. Con la publicación de su artículo: “Tradiciones cultura y religión”, en mayo de 1993, para nosotros se convirtió en el primer cronista que ha tenido nuestro pueblo. De sus escritos publicados en nuestra revista podemos destacar varios relatos costumbristas, como: “Las bodas de antes”; Recordando las posadas”; Las fuentes del término”; “La fachada”; “Los segadores”; “La brisca”; entre otros. También nos ha dejado como legado la narración de varios viajes que realizaron los vecinos de Bercial a distintas ciudades históricas y monumentales. Como el que les llevo a visitar la ciudad de Santiago de Compostela, Cuenca o Fátima. Relatos que recopilaremos para publicar como homenaje a nuestra amigo y compañero
Aunque pueda parecer trivial, e incluso irreverente, quiero enviarle a Felipe mi deseo, de que allí donde esté (si es que hay un allí donde estar después de la muerte), pueda disfrutar de la lectura y pueda, también, seguir escribiendo sus historias y relatos sobre Bercial. Así mismo, quiero mostrar mi agradecimiento por su trabajo, en la recuperación de la historia de nuestro pueblo, y sobre todo, por la amistad y los buenos consejos que siempre nos dio.
A su sobrino y sobrinas, les quiero transmitir mi más sentido pésame.
Descansa en paz, que la tierra te sea leve, amigo y compañero Bruno Coca Arenas
Estampa perdida
“La siega”
Con la luz de las estrellas
iba la cuadrilla al tajo.
La jornada era muy larga;
duro y fuerte era el trabajo.
Para segar la besana,
abría corte el mayoral,
la segunda hoz le seguía.
Ataba el rapaz los haces
o las gavillas hacía.
Reflejaba su rostro el esfuerzo,
para aliviar su fatiga.
Sobre una gavilla sentados,
el almuerzo se comía.
A lo lejos cantaba un bueyero,
que terciaba una besana,
el eco de su voz se oía,
en la tranquila mañana.
En el suelo, como mesa,
y descansaban la siesta,
en una cabaña de mies,
con la cabeza en la sombra,
al sol el cuerpo y los pies.
Apretaba el calor en la tarde
y al cortar la hoz la paja,
tiznaba de negro su cara,
el polvo que el aire levantaba.
Ya se había puesto el sol;
la jornada ha sido larga.
Para regresar a casa,
el rapaz echaba al burro
del ato toda la carga.
de tanto segar y atar.
La cena les esperaba,
dispuesta por el ama,
en la mesa del portal.
Una vez que cenaban,
se iban a descansar.
La saca de paja les aguardaba,
en la soledad del pajar.
Felipe Herrero Pericacho
Bercial de Zapardiel, 9 de enero de 2018
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